martes, 1 de julio de 2014

LA ISLA. Una historia cotidiana. Escribe e ilustra Armin Greder. Edita Lóguez, 2003. ISBN: 84-89804-66-4


"Una mañana, los habitantes de la isla encontraron a un hombre en la playa, donde la corriente del mar y el destino habían arrastrado su balsa. Él se levantó cuando los vio acercarse.
No era como ellos".


Este álbum es uno de esos que no tiene edad, también es de los que yo catalogo  de  imprescindibles.  Trata el tema de la emigración sin dulcificarlo, mostrándonos los sentimientos de rechazo y temor que pueden darse en cualquier situación parecida a la historia que aquí se narra. "Una historia cotidiana", como bien dice el título, que ahora mismo puede estar sucediendo en cualquier "isla".



Esta es la historia que cuenta: un individuo llega en su balsa hasta la costa y desde el primer momento es rechazado por los lugareños. Entre la mayoría de los habitantes surge la idea de devolverlo al mar, pero alguien alza la voz para advertirles que si lo hacen es muy probable que muera. Para no sentirse responsables ni culpables de su muerte, deciden "acogerlo". Este acogimiento es representado en una ilustración donde todos apuntan con objetos punzantes al extranjero; el autor utiliza la oposición entre el texto y la imagen para mostrarnos la crueldad y a la falsa moral que conviven en la realidad. 




Desde ese momento el extranjero dejará de ser persona, y se convertirá en animal y objeto. Así es como lo ven los habitantes de la isla, esa es la nueva identidad que le otorgan, amparados en la desconfianza y el miedo a lo desconocido. El paso siguiente es la propagación de rumores contra él, que contagian el miedo de unos pocos a toda la población, hasta el punto en que nadie se siente seguro sabiendo que el extranjero vive en su isla. El desenlace de esta historia es trágico y duro... la sin razón de unos pocos más la pasividad de otros tantos que, prefieren mirar hacia otro lado, provocarán hechos violentos e injustos.




Entrar en las páginas de "La Isla" supone para el lector conocer la realidad de la emigración ilegal, y la respuesta que los países receptores suelen dar: la construcción de barreras para separar nuestro preciado mundo de otro al que, con frecuencia se le considera inferior. Y no me refiero sólo a barreras arquitectónicas, también a las sociales; cada individuo se parapeta detrás del miedo a lo desconocido, lo que provoca conductas de rechazo, marginación y humillación hacia el que es diferente.


Las ilustraciones de Greder plasman los sentimientos y sensaciones de los habitantes de la isla y el trato vejatorio que recibe el recién llegado. Se centran en la parte emocional de la historia, le hablan directamente a la sensibilidad del lector. El autor dirige así toda nuestra atención hacia las emociones, y precisamente es esto lo que provoca el silencio y la reflexión, después de haber leído este álbum.