Me he reído leyendo este álbum, algo ya muy común con las historias de Margarita del Mazo. Que utiliza el humor como nadie para divertir a niños y mayores. Además aquí cuenta con las ilustraciones de Guridi, que añaden comicidad a este personaje.
Carlitos es chiquitillo y cabezón; está cegado, que no ciego, porque en realidad gafas, lo que entendemos por gafas al uso, no necesita. Pero si le vendría bien abrir más los ojos y la mente, para apreciar las cosas más sencillas. Esas que aún estando a nuestro alcance, hay veces que no acertamos a ver.
Este pequeñín sólo tiene ojos para Inés, una niña alta y mayor que él, quién no repara en ningún momento en la existencia de Carlitos.
"... fue el primero en llegar a la escuela. Allí esperó a Inés. En cuanto la vio, se puso de puntillas para parecer más alto, y respiró muy hondo para parecer más ancho. Pero ella pasó de largo, sin verlo siquiera"
El pobre niño no sabe qué hacer para que Inés lo vea; le abre puertas, se disfraza... está empecinado en llamar su atención. Se emociona cuando recibe la noticia de que a Inés le van a poner gafas. Piensa que así por fin podrá verle, pero ni así... Entonces se le ocurre que, quizás si él también llevara gafas... llamaría su atención.
Son geniales las páginas que muestran todos los modelos de gafas que Carlitos encuentra en su casa, pero ninguna le sirve. Él necesita unas a medida.
Lo que ocurre tras su visita al oculista no lo voy a contar, mucho mejor leerlo y disfrutar de este álbum.
